Thursday, September 01, 2005

Suicidios colectivos rituales

Jorge Erdely Graham

El 18 de noviembre de 1978 se produjo el suicidio colectivo de casi mil personas en Jonestown, Guyana. Esa fatídica tarde, cientos de personas, incluidos niños, obedecieron la orden del reverendo Jim Jones de beber cianuro de potasio disuelto en refresco. Aquéllos que se negaron fueron asesinados por la guardia paramilitar de Jones. El resultado fueron 914 muertos de la secta Templo del Pueblo, incluido el propio líder.

El evento de Jim Jones inauguró la era moderna de los suicidios rituales colectivos que se fueron suscitando con mayor incidencia conforme se acercaba el fin de milenio. Quince años más tarde, el 19 de abril de 1993, David Koresh, dirigente de los davidianos se autoinmoló junto con más de 80 seguidores. Semanas antes, Koresh y 528 de los suyos habían protagonizado un enfrentamiento a tiros con la policía que dejó seis agentes federales y cuatro miembros de la secta muertos además de 20 heridos. El lugar de los hechos fue el rancho Monte Carmelo, en Waco, Texas. En octubre de 1994, la sociedad esotérica secreta conocida como Orden del Templo Solar sorprendió a los analistas socio-religiosos. Luc Jouret, homeópata de profesión, efectuó, junto con sus seguidores, suicidios diferidos en Suiza y Canadá. 48 individuos murieron en el primer país y desde entonces hasta la fecha se han añadido más de 18 personas a la lista. Las investigaciones más recientes indican que no todos los casos fueron realmente suicidios. Varios fueron homicidios y además, previamente, se han documentado casos de ejecuciones de disidentes. Un año antes de que iniciaran los eventos de la Orden del Templo Solar, precisamente en noviembre, las autoridades locales de Ucrania impidieron el suicidio, públicamente anunciado, de los seguidores de Marina Tsvigun, quien afirma ser la encarnación de Jesucristo. Para prevenir la tragedia, las autoridades arrestaron a 779 de sus seguidores en Kiev, incluyendo a la lideresa, quien fue puesta en prisión. El culto a Marina Tsvigun, quien se hace llamar también María Devi Christ, tiene alrededor de 150 mil seguidores distribuidos en distintos países de la desaparecida Unión Soviética. El grupo es conocido como La Fraternidad Blanca. Los efectos de la influencia social de distintos líderes religiosos con personalidad mesiánica no se restringen a inducir suicidios colectivos o a ordenar la desaparición de disidentes. En muchas ocasiones la misma violencia que se genera en el interior de dichas comunidades religiosas, es canalizada para incitar actos de violencia irracional contra los de afuera. Un ejemplo de esto es lo que sucedió la mañana del 20 de marzo de 1995 en Tokio, Japón. Shoko Asahara, gurú de la comuna neo-budista Aum Shinrikyo (Verdad Suprema), ordenó a sus seguidores colocar bombas con gas sarín neurotóxico para atacar a los usuarios de transporte del metro. El atentado, cuidadosamente planeado para llevarse a cabo en las horas de más afluencia, dejó como saldo doce muertos y más de seis mil personas intoxicadas. Seis semanas después, un error en el mecanismo de acción de otra bomba colocada por miembros de la Verdad Suprema en los andenes del tren subterráneo evitó una tragedia de proporciones inimaginables. El artefacto explosivo, ubicado para ser succionado por el sistema de ventilación, contenía una mezcla volátil de cianuro e hidrógeno que, según los especialistas, hubiera terminado con la vida de 20,000 personas casi instantáneamente. Fueron escasos minutos los que faltaron para que el apocalipsis japonés que había predicho Shoko Asahara comenzara a cumplirse.

Como Kaplan y Marshall señalan en su investigación, vale la pena hacer notar que el terrorismo con armas químicas en la era moderna no lo inauguró un grupo guerrillero con fines políticos, sino una secta destructiva.

En mayo de 1981, el gurú Bhagwan Shree Rajneesh (Osho) dejó su país natal, la India, para establecer una enorme comuna en el estado de Oregon, en los Estados Unidos. Rajneesh, conocido también como el gurú del sexo, había realizado previamente en su país experimentos con seres humanos sin supervisión médica y muchas veces sin su consentimiento. Todos los participantes eran fervorosos adeptos de los sanyassines. Las novedosas pseudoterapias religiosas New Age que aplicó el gurú dejaron una larga lista de personas con trastornos que iban desde psicosis inducidas hasta conductas suicidas. Existen prácticas documentadas, durante los inicios del grupo, de violaciones tumultuarias como parte de sus ritos. Los problemas legales que tuvieron en la India, y que dieron lugar a que el grupo tuviera que salir huyendo, no impidieron que los sanyassines de Bhagwan Rajneesh recibiera reconocimiento oficial como religión por parte de las autoridades de Estados Unidos. Los sanyassines establecieron una comuna con varios miles de seguidores cerca del poblado de Antelope, Oregon. A pesar de tener nexos comprobados con el narcotráfico, de que se violaban los derechos de los niños al negarles la educación, y de que muchos de los mismos eran víctimas de abuso sexual en el interior de la comuna, el poderío económico de los sanyassines, aunado a una intrincada red de complicidades políticas, impidió durante largo tiempo que sus actividades fueran expuestas públicamente. A esto contribuyeron también especialistas en manejo de imagen pública, renombrados bufetes jurídicos y sobre todo el status legal de religión que les otorgó el gobierno. Las autoridades federales de los Estados Unidos nunca imaginaron el costo que tendría el haber otorgado dicho reconocimiento. Al igual que en el caso de la Verdad Suprema, a los sanyassines les resultó particularmente redituable la estrategia de gritar "intolerancia religiosa" cada vez que los medios de comunicación o grupos defensores de los derechos humanos denunciaban las actividades ilícitas de la organización. Finalmente, el procurador del estado de Oregon se vio forzado a intervenir debido a que los sanyasinnes crearon un conflicto político al tratar de adueñarse de puestos claves de la administración pública del condado y al influir en las elecciones a través de la importación masiva de desempleados de otros estados a su comuna a cambio de votos. La maniobra fue denunciada por distintas organizaciones ciudadanas y el fbi investigó las actividades de la secta, lo que lo llevó a descubrir un complot de Rajneesh y sus seguidores para envenenar la presa que abastecía de agua a la población de The Dalles, Oregon. El plan se logró impedir, pero las investigaciones revelaron que anteriormente el grupo había sembrado cultivos bacteriológicos de salmonella en distintos restaurantes del condado sede para castigar a los pobladores de Antelope por no comulgar con sus creencias y oponerse a su proyecto político teocrático. El resultado fue de 700 intoxicados, incluyendo niños. Bhagwan Shree Rajneesh sólo se declaró culpable de dos de los once cargos que se le imputaban. Después de todo, él no había depositado directamente los cultivos de salmonella. Se esperaba una larga y costosa batalla jurídica para lo cual Rajneesh contaba con un ejército de abogados y millonarias cuentas bancarias. Finalmente, se le sentenció a 10 años de cárcel y posteriormente fue deportado de los Estados Unidos, además de que pagó una multa de 450,000 dólares. Los más de 90 Rolls Royce de Rajneesh y el campo de entrenamiento paramilitar con decenas de rifles ak-47 quedaron abandonados cuando, una vez más, sus seguidores tuvieron que emigrar a otro país, esta vez bajo el liderazgo sustituto de Sheela, la secretaria personal de Bhagwan. El nombre del gurú, Bhagwan Shree Rajneesh, significa Señor Dios del Universo. Él afirmaba ser una reencarnación divina.

Actualmente, distintos especialistas monitorean el surgimiento de otro culto religioso apocalíptico relativamente desconocido: Jombola. Gestado en la empobrecida República Africana de Sierra Leona, en un contexto de intensa crisis sociopolítica, Jombola es dirigido por el místico Pa Kujah, quien junto con sus seguidores ha asesinado a 30 personas en sólo doce meses en nombre del pensamiento mágico.


El caso más reciente de suicidio colectivo por motivos religiosos que ha atraído la atención de la opinión pública y de los medios de comunicación, fue el que involucró a 39 seguidores de Heaven's Gate, un reducido grupo religioso clasificado como un movimiento sincrético. Marshall Applewhite, maestro de música que tenía una particular atracción por los ovnis y fundador de Puerta del Cielo, afirmaba ser un extraterrestre encarnado: específicamente E.T., el mítico personaje de la película de Steven Spielberg. Para otros de sus seguidores era Jesucristo mismo.
Applewhite y el resto de sus discípulos dejaron de existir entre el 24 y el 27 de marzo de 1997, después de ingerir una mezcla de fenobarbital con vodka. Cuando esto no bastó para terminar con sus vidas, se recurrió al suicidio por asfixia, colocando bolsas de plástico sobre el rostro de algunos de los participantes. Al final se encontraron, en sus respectivas camas, los cadáveres de hombres y mujeres de apariencia andrógina, todos vestidos de negro, con cortes similares de pelo y cubiertos con un paño en forma de diamante de color púrpura. El rito final de los integrantes del grupo Puerta del Cielo tenía como objetivo, según su marco doctrinal, liberarlos de sus cuerpos para poder unirse a una nave espacial que, de acuerdo con su líder, venía detrás del cometa Hale-Bopp, visible en esos días desde la Tierra.

Los anteriores son algunos de los eventos de suicidio colectivo ritual que por sus características han llamado más la atención de investigadores sociales, medios de comunicación y opinión pública en las últimas dos décadas. Sin embargo, éstos no han sido únicos. En México y Corea del Sur, por ejemplo, también han ocurrido hechos similares, aunque en menor escala. Por su parte, los casos de La Verdad Suprema y los sanyassines de Bhagwan Rajneesh son ejemplos de organizaciones religiosas que realizan actos de violencia a gran escala contra la sociedad en general, o contra aquellos sectores de la misma que perciben como obstáculos para la propagación de determinadas creencias o simplemente para cumplir predicciones apocalípticas. Otro caso relativamente reciente, que está en la mesa de discusión, es el de Timothy McVeigh, autor del bombazo al edificio de oficinas federales en Oklahoma el 19 de abril de 1995. El atentado se llevó a cabo como represalia, precisamente en el segundo aniversario de la confrontación de la policía estadounidense con los davidianos de Waco, y dejó como saldo 168 víctimas, incluyendo niños, McVeigh era simpatizante de milicias fundamentalistas de extrema derecha. (continua...)

http://ergosum.uaemex.mx/marzo00/erdeley.html

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